El circo del cribado

En 2009, un profesor de neurología, recientemente jubilado e interesado desde hace mucho tiempo en la prevención de los accidente cerebrovasculares, se enteró de que unos vecinos habían recibido un folleto de invitación para realizarse unas pruebas de detección de accidente cerebrovascular y otras complicaciones de la enfermedad cardiovascular. El folleto, de una compañía de pruebas de cribado vascular, los invitaba a concurrir a una iglesia local (y pagar £152, US230, €170) por una serie de pruebas. Muy intrigado, ya que parte de la información del folleto era realmente desorientadora, decidió ir el mismo.

«El primero fue el cribado para el aneurisma aórtico (agrandamiento de la arteria principal que lleva la sangre desde el corazón) con una ecografía que la realizaba una mujer que no quería involucrarse en una conversación sobre las consecuencias que podría implicar el hallazgo de un aneurisma. Luego venía la medición de la presión arterial en el tobillo y el brazo, “para problemas con la circulación”… seguida de una pequeña bonificación no vascular: evaluación de la osteoporosis en el tobillo. Posteriormente venía la electrocardiografía para detectar “problemas con las dos cavidades superiores del corazón”… Y, finalmente, ecografía de la carótida (arteria del cuello) para detectar una “acumulación de placa”. Cuando les pregunté cuáles podrían ser las consecuencias de esto, me dijeron que podrían formarse coágulos sanguíneos y provocar un accidente cerebrovascular. Al insistirles sobre la clase de tratamiento que podría recibir, ofrecieron una vaga noción de los anticoagulantes, pero nada sobre cirugía hasta que pregunté directamente si esa podría ser una opción, y en realidad lo era. “¿Podría ser peligrosa?”, indagué inocentemente. La respuesta fue que cualquier riesgo dependería de un análisis completo del médico clínico, con quien yo debía discutir las alteraciones que podría presentar alguna de las pruebas.

Todo esto se llevaba a cabo sin ninguna privacidad (excepto el cribado para el aneurisma aórtico)… Parecía que no había ningún médico presente y el equipo no mostraba tener intención ni voluntad de entablar una conversación sobre las consecuencias de los resultados falsos positivos o falsos negativos, las consecuencias pronosticadas de las verdaderas anomalías, o los riesgos y beneficios de cualquier tratamiento.

Esto era simplemente cribado, nada más ni nada menos, hecho por dinero. Recibiría los resultados en 21 días laborables y mi médico clínico debería solucionar las consecuencias emocionales y físicas de cualquier anomalía, verdadera o falsa, aunque no haya solicitado las pruebas. Inevitablemente todo este circo del cribado es propenso a provocar ansiedad en las personas vulnerables sin analizar ni hacerse responsable en lo más mínimo de las consecuencias de cualquier alteración descubierta».

Warlow C. The new religion: screening at your parish church. BMJ 2009;338:b1940