Una trágica epidemia de ceguera en los bebés

‘En el período inmediato posterior a la Segunda Guerra Mundial, se introdujeron muchos tratamientos nuevos para mejorar el pronóstico de los bebés prematuros. En los años siguientes, se reconoció con pesar que varios de los cambios en la atención habían producido efectos perjudiciales completamente inesperados. La más notable de estas experiencias clínicas trágicas fue una «epidemia» de ceguera, la fibroplasia retrolenticular, entre los años 1942 y 1954. Se descubrió que este trastorno se asociaba a la manera en que se había venido administrando oxígeno suplementario en la atención de los recién nacidos con un desarrollo incompleto. Los esfuerzos para detener esta epidemia, que se prolongó doce años, ofrecieron una triste demostración de la necesidad de realizar evaluaciones planificadas de todas las innovaciones médicas antes de que se acepten para el uso general.’

Silverman WA. Human experimentation: a guided step into the unknown. Oxford: Oxford University Press, 1985:vii-viii.