Herceptin

Las empresas comerciales no son las únicas en pregonar las ventajas de los nuevos tratamientos mientras minimizan las desventajas. El despliegue publicitario profesional y la entusiasta cobertura mediática también pueden promocionar los beneficios mientras pasan por alto los posibles lados negativos. Estos inconvenientes pueden incluir tanto efectos colaterales perjudiciales como dificultades diagnósticas, tal como lo demuestran las pruebas científicas relativas al fármaco trastuzumab (más conocido por su nombre comercial Herceptin), que se utiliza para el tratamiento del cáncer de mama.

A comienzos del 2006, las fuertes presiones de asociaciones de pacientes y profesionales, alimentadas por la industria farmacéutica y los medios de comunicación, llevaron al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido a administrar Herceptin a pacientes con cáncer de mama en estadio inicial. Triunfó el ‘poder de la insistencia de los pacientes’; Herceptin se presentó como el medicamento milagroso.

Pero en ese momento el uso de Herceptin solo se había autorizado para el tratamiento del cáncer de mama metastásico (diseminado) y no se lo había evaluado suficientemente para el cáncer de mama en estadio inicial. En realidad, los fabricantes habían comenzado a tramitar la autorización para que el fármaco se pudiera usar en el tratamiento de los estadios iniciales de la enfermedad en un subgrupo muy pequeño de mujeres, aquellas con análisis positivos para una proteína conocida como HER2. Y solamente una de cada cinco mujeres tiene este perfil genético.

La prensa, entusiasta pero falta de sentido crítico, casi nunca comunicaba las dificultades y los costos de determinar con precisión si una paciente era HER2 positiva y la posibilidad de que recibiera un diagnóstico incorrecto y, por consiguiente, un tratamiento inadecuado debido a un resultado «falso positivo». Tampoco se hacía hincapié en que al menos cuatro de cada cinco pacientes con cáncer de mama no son HER2 positivas. [9, 10, 11, 12]

No fue hasta meses después, ese año, que el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica (NICE), organización que se encarga de analizar imparcialmente la información científica y emitir recomendaciones, pudo establecer Herceptin como una opción de tratamiento para las mujeres con cáncer de mama en estadio inicial HER2 positivo.

Incluso en ese momento, hubo una advertencia importante. Debido a la acumulación de datos que indicaban que Herceptin podía tener efectos adversos en la función cardíaca, NICE recomendó a los médicos evaluar la función cardíaca antes de prescribir el fármaco y no ofrecérselo a mujeres con diferentes problemas cardíacos, desde una angina de pecho hasta ritmos cardíacos anormales. NICE consideró que era necesario actuar con prudencia, debido a los datos a corto plazo sobre los efectos colaterales, algunos de ellos graves. Los resultados a largo plazo, tanto beneficiosos como perjudiciales, tardan en aparecer. [13]

Que la vorágine no nos succione

En otros países también hubo presiones similares en cuanto al uso de Herceptin. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, los grupos de defensa de pacientes, la prensa y los medios, las compañías farmacéuticas, y los políticos exigieron que se prescribiera Herceptin a las pacientes con cáncer de mama. La Agencia de Gestión Farmacéutica (conocida por la sigla PHARMAC) de Nueva Zelanda, que funciona como lo hace el NICE en el Reino Unido, revisó de manera similar los datos científicos sobre el uso de Herceptin en el cáncer de mama en estadio inicial.

En junio de 2007, teniendo en cuenta esta revisión, PHARMAC decidió que era adecuado que las pacientes con cáncer de mama en estadio inicial recibieran nueve semanas de Herceptin, administrado de manera simultánea a otros fármacos oncológicos, en lugar de administrar uno después del otro. Este ciclo de nueve semanas fue uno de los tres tratamientos que se estaban probando en el mundo. PHARMAC también decidió aportar fondos al estudio internacional diseñado para determinar la duración ideal del tratamiento con Herceptin. No obstante, en noviembre de 2008, el gobierno recién electo hizo caso omiso de la decisión de PHARMAC basada en datos científicos y anunció que financiaría un ciclo de 12 meses del fármaco. [14]

Son muchas las incertidumbres no resueltas sobre Herceptin; por ejemplo, cuándo prescribir el fármaco, durante cuánto tiempo, si a largo plazo los daños superan a los beneficios en algunas mujeres, y si el fármaco retrasa o previene la reaparición del cáncer. Otra preocupación que surgió es que Herceptin, si se administra en combinación con otros fármacos para el cáncer de mama, como las antraciclinas y la ciclofosfamida, puede aumentar el riesgo de sufrir efectos cardíacos adversos de aproximadamente 4 pacientes de cada 100 a 27 pacientes de cada 100. [15]