Por qué se escribió este libro

La primera edición de Cómo se prueban los tratamientos, publicada en 2006, estuvo inspirada en una pregunta: «¿Cómo se logra que la investigación de los tratamientos médicos satisfaga de la mejor manera las necesidades de los pacientes?».

Nuestra experiencia colectiva —colectiva en este caso abarca a Imogen Evans, doctora en medicina y exinvestigadora y periodista; Hazel Thornton, paciente y defensora lega independiente de la calidad en la investigación y la atención sanitaria, e Iain Chalmers, investigador de los servicios de salud— fue que a menudo la investigación no abordaba esta cuestión clave. Más aún, teníamos plena conciencia de que muchos tratamientos médicos, tanto nuevos como viejos, no estaban basados en evidencia científica sólida.. Entonces nos planteamos escribir un libro para promover una evaluación pública más crítica de los efectos de los tratamientos al alentar el diálogo entre el paciente y el profesional.

Nos animó el nivel de interés que suscitó Cómo se prueban los tratamientos, tanto en la impresión original de British Library como cuando pusimos el texto a disposición gratuita en Internet en www.jameslindlibrary.org, y el hecho de que resultó atractivo para los lectores profesionales y no profesionales. La primera edición de Cómo se prueban los tratamientos se ha utilizado como material didáctico en muchos países y muchas traducciones completas se pueden descargar de forma gratuita en www.testingtreatments.org.

Desde el principio pensamos en Cómo se prueban los tratamientos como un trabajo en curso; casi siempre habrá incertidumbres sobre los efectos de los tratamientos, nuevos o viejos, y, por lo tanto, una necesidad continua de que todos los tratamientos se sometan a pruebas correctamente. Para ello, es fundamental consultar y volver a consultar la evidencia científica; revisar crítica y sistemáticamente la evidencia científica existente antes de comenzar una investigación nueva; e interpretar, del mismo modo, los resultados nuevos en vista de las revisiones sistemáticas actualizadas.

Al embarcarnos en la segunda edición de Cómo se prueban los tratamientos, nuestro trío se transformó en cuarteto con la incorporación de Paul Glasziou, un médico general e investigador que había asumido el compromiso de aplicar en la práctica clínica diaria los datos científicos de calidad. Tenemos una editorial nueva, Pinter & Martin, que se encargó de la reimpresión de la primera edición en 2010, y el texto nuevo se puede consultar en Internet en forma gratuita, como antes.

Mientras que nuestra premisa básica sigue siendo la misma, el texto original se ha revisado exhaustivamente y se ha actualizado. Por ejemplo, ampliamos la cobertura de los beneficios y daños del cribado en un capítulo aparte titulado Antes no necesariamente significa mejor. Y en Reglamentación de la evaluación de los tratamientos: ¿ayuda u obstáculo?  describimos cómo la investigación puede ser controlada en exceso en detrimento de los pacientes. En la penúltima sección preguntamos: ‘Entonces, ¿cómo se logra una mejor atención sanitaria? y mostramos cómo se pueden utilizar la evidencia científica de modo que puedan marcar una verdadera diferencia para todos nosotros. Cerramos con nuestro proyecto para un futuro mejor y un plan de acción.

Esperamos que nuestro libro contribuya a una mejor comprensión de cómo los tratamientos pueden y deben probarse de manera imparcial, y cómo todos pueden participar para que esto suceda. Esta no es una «guía sobre los mejores tratamientos» en forma individual. Más bien, hace hincapié en temas que son fundamentales para lograr que la investigación tenga bases sólidas, se realice correctamente, sea capaz de distinguir entre tratamientos nocivos y útiles, y se diseñe con el objetivo de responder las preguntas que les importan a los pacientes, a la población y a los profesionales de la salud.

Imogen Evans, Hazel Thornton,
Iain Chalmers, Paul Glasziou
Agosto 2011