Cómo salvar las distancias entre pacientes e investigadores

Anteriormente llamamos la atención sobre los problemas que pueden surgir cuando los pacientes intervienen en las evaluaciones de los tratamientos, y las maneras en que ellos mismos, sin querer, pueden dificultar las pruebas imparciales. Como en tantos otros terrenos, las buenas intenciones no garantizan que se haga más bien que mal. No obstante, hay ejemplos innegables de los beneficios que se obtienen cuando los investigadores y los pacientes colaboran para mejorar la pertinencia y el diseño de la investigación. Como resultado, muchos investigadores buscan activamente pacientes con quienes colaborar.

En un ejemplo de la utilidad que tiene la colaboración en el trabajo preparatorio, los investigadores analizaron con pacientes y posibles pacientes algunas de las dificultades que surgen al probar los tratamientos que se administran en situaciones de emergencia.

Para que los tratamientos para los accidentes cerebrovasculares sean eficaces, deben instituirse cuanto antes, una vez ocurrido el episodio. Como no estaban seguros de la mejor manera de proceder, los investigadores de un ensayo sobre un tratamiento para la apoplejía les pidieron ayuda a los pacientes y a quienes los cuidaban. Organizaron una reunión de sondeo con un grupo de pacientes y profesionales de la salud, y grupos de discusión con personas de edad avanzada. Como resultado, se definieron los planes para el ensayo, y los pacientes ayudaron a los investigadores a redactar y revisar los folletos informativos al respecto. [20]

Esta cuidadosa investigación preliminar fructificó en los planes para un ensayo aleatorizado que el comité de ética de la investigación aprobó sin demoras. Los participantes en los grupos de discusión reconocieron los dilemas éticos que surgen al tratar de obtener el consentimiento informado de una persona que padece una enfermedad aguda que bien puede haberla dejado confundida, o incapaz de comunicarse, cuando no inconsciente. Sus recomendaciones contribuyeron a lograr un diseño de ensayo aceptable para todas las partes y mejoras sustanciales en los folletos informativos.

Cada vez más, los profesionales de las ciencias sociales participan como miembros de los equipos de investigación para explorar formalmente los aspectos sensibles de la enfermedad con los pacientes y, de este modo, mejorar la forma en que se ejecutan los ensayos. Para un ensayo clínico en hombres con cáncer de próstata localizado, los investigadores querían comparar tres tratamientos muy distintos (cirugía, radioterapia o «conducta expectante»), lo cual supuso dificultades tanto para los médicos que ofrecían el ensayo como para los pacientes que trataban de decidir si participaban o no.

Tanto les desagradaba a los médicos tener que describir la opción de conducta expectante que la dejaban para el final y la describían con escasa seguridad porque, erróneamente, pensaban que los hombres invitados a inscribirse en el ensayo podrían considerar inaceptable esta opción. Se pidió a profesionales de las ciencias sociales que estudiaran el problema de la aceptabilidad para ayudar a determinar si el ensayo era verdaderamente factible.

Los resultados de los profesionales de las ciencias sociales fueron una revelación. [21] Demostraron que un ensayo que ofreciera una «conducta expectante» sería una tercera opción aceptable si se describía como «vigilancia activa», si no se dejaba en último lugar en la explicación del médico cuando invitaba a los pacientes y si los médicos eran cautelosos en describir la vigilancia activa en términos que los hombres pudiesen comprender.

La investigación, que contribuyó a salvar las distancias entre médicos y pacientes, había identificado los problemas concretos que planteaban dificultades para ambas partes y que podían solucionarse fácilmente mediante una mejor presentación de las opciones de tratamiento. Un resultado fue que la tasa de aceptación de los hombres invitados a participar en el ensayo aumentó con el tiempo, de cuatro aceptaciones de cada diez invitaciones a siete de cada diez.

Este reclutamiento más rápido significó que el efecto de todos estos tratamientos para hombres con cáncer de próstata localizado comenzaría a apreciarse antes de lo que habría sucedido si no se hubiese realizado el trabajo preparatorio. Además, como el cáncer de próstata es una enfermedad frecuentes, muchos hombres se beneficiarán en el futuro, antes de lo que podrían hacerse beneficiado.