Proyecto para un futuro mejor

La realización de la investigación médica podría ser por las razones correctas, y su ejecución y comunicación podrían ser adecuadas en forma y tiempo. Si se toman por separado, ninguna de las propuestas que se exponen a continuación es novedosa. Si se toman en conjunto, y si los pacientes y los médicos colaboran para promoverlos, nuestros ocho puntos de acción constituyen el proyecto para un futuro mejor en la puesta a prueba y el uso de los tratamientos.

  1. Ampliar los conocimientos generales de la población para poder juzgar si las afirmaciones sobre los efectos de los tratamientos son fidedignas
  2. Aumentar la capacidad para realizar, mantener y difundir revisiones sistemáticas de los datos surgidos en las investigaciones acerca de los efectos de los tratamientos
  3. Fomentar la honestidad cuando haya incertidumbre acerca de los efectos de los tratamientos
  4. Reconocer y dar prioridad a la investigación que busca responder las preguntas que son importantes para pacientes y médicos
  5. Afrontar la doble moral que se aplica al consentimiento otorgado para recibir tratamiento
  6. Poner freno a las ineficiencias dentro de la comunidad de la investigación
  7. Proscribir las prácticas de publicación tendenciosa
  8. Demandar la transparencia de la información sobre los intereses comerciales y otros conflictos de intereses

1. Ampliar los conocimientos generales de la población para poder juzgar si las afirmaciones sobre los efectos de los tratamientos son fidedignas

Una condición para el cambio es una mayor concienciación pública de cómo el sesgo y la intervención del azar pueden distorsionar gravemente la evidencia científica acerca de los efectos de los tratamientos. Una de las características más importantes de la investigación científica, reconocer y minimizar el sesgo, difícilmente podría considerarse parte del «conocimiento general». Se necesitan esfuerzos más vigorosos para reducir estas graves deficiencias de conocimiento y para que tales conceptos sean una parte integral de la educación, desde la edad escolar en adelante.

2. Aumentar la capacidad para realizar, mantener y difundir revisiones sistemáticas de los datos surgidos en las investigaciones acerca de los efectos de los tratamientos

Muchas de las respuestas a las preguntas sobre los efectos de los tratamientos pueden responderse con facilidad revisando sistemáticamente la evidencia científica disponible, manteniendo actualizadas dichas revisiones y difundiendo los resultados de manera eficaz a profesionales y pacientes. Queda mucho por hacer antes de que en las revisiones sistemáticas se puedan consultar fácilmente los mensajes de la evidencia científica existente. La resolución de esta deficiencia debe ser una de las prioridades de los sistemas de salud, de modo que la información fidedigna sobre los efectos de los tratamientos se sintetice y esté fácilmente accesible.

3. Fomentar la honestidad cuando haya incertidumbre acerca de los efectos de los tratamientos

Admitir la incertidumbre suele ser difícil para los profesionales de la salud, y los pacientes no siempre lo aceptan de buen grado. Por consiguiente, a veces se les da a los pacientes una falsa sensación de seguridad y no se les informa acerca de las incertidumbres en la evidencia científica. Si los médicos y los pacientes desean colaborar para una evaluación más eficaz de los efectos de los tratamientos, unos y otros deben estar más dispuestos a reconocer que los tratamientos evaluados inadecuadamente pueden hacer mucho daño y a familiarizarse más con los métodos necesarios para obtener evidencia científica fiable. Es necesario encontrar los mejores medios para ello.

4. Reconocer y dar prioridad a la investigación que busca responder las preguntas que son importantes para pacientes y médicos

En los programas de quienes financian la investigación y de las instituciones académicas predomina la investigación básica, que tiene escasas probabilidades de beneficiar a los pacientes en un futuro cercano, y aquella dirigida a engrosar al máximo las ganancias para la industria. La investigación aplicada que busca resolver preguntas que no ofrecen un posible lucro, pero que sí les interesan a los pacientes, tiene que luchar para obtener los recursos, aun cuando se financie con fondos públicos. Debemos insistir para que se preste más atención a las preguntas de los pacientes y los médicos acerca de los efectos de los tratamientos, y para que los financiadores las tengan en cuenta al establecer las prioridades de la investigación tendente a despejar incertidumbres.

5. Afrontar la doble moral que se aplica al consentimiento otorgado para recibir tratamiento

Los médicos que están preparados para admitir las incertidumbres acerca de los efectos de los tratamientos y tratar de resolverlas en comparaciones formales entre tratamientos están sujetos a reglas más estrictas en su interacción con los pacientes que sus colegas que no están preparados. Esta perversa «doble moral» es ilógica e indefendible. Cuando existan incertidumbres acerca de los efectos del tratamiento, la participación en ensayos aleatorizados u otros métodos de evaluación imparcial debería ser la norma. Debemos trabajar para que la participación en investigaciones sobre los efectos de los tratamientos no se presente como una aventura necesariamente peligrosa, a la vez que se da a entender que la práctica «convencional» siempre es eficaz e inocua.

6. Poner freno a las ineficiencias dentro de la comunidad de la investigación

A muchas personas les sorprende enterarse de que los investigadores no están obligados a evaluar sistemáticamente los conocimientos ya existentes cuando solicitan el financiamiento y la aprobación ética para nuevas investigaciones. Las consecuencias son inevitables: se siguen realizando investigaciones mal diseñadas y claramente innecesarias, en una escala que es inadmisible por motivos éticos y científicos. Se les debe exigir a las entidades que financian la investigación y a los comités de ética de la investigación que se cercioren de que los investigadores no emprendan investigaciones nuevas de cualquier clase sin consultar las revisiones sistemáticas de otra evidencia científica pertinente. Los informes de las investigaciones nuevas deben comenzar haciendo referencia a las revisiones sistemáticas que demuestran por qué es necesaria una investigación adicional y deben terminar mostrando qué diferencia han marcado los nuevos resultados en relación con toda la evidencia científica.

7. Proscribir las prácticas de publicación tendenciosa

Se deben tomar medidas para ayudar a erradicar las prácticas de publicación tendenciosa tanto en el inicio como al término de los ensayos. Al comenzar un ensayo, es necesario registrarlo, y el público debería tener la posibilidad de examinar los protocolos. Al finalizar, los resultados de todos los ensayos se deben publicar y los datos sin procesar deben estar accesibles para su análisis minucioso adicional.

8. Demandar la transparencia de la información sobre los intereses comerciales y otros conflictos de intereses

Actualmente existen pruebas considerables de que los intereses financieros creados y de otra índole a veces tienen prioridad sobre los intereses de los pacientes en el diseño, la ejecución, el análisis, la interpretación y el uso de la investigación. Esto pone en peligro la confianza mutua que se necesita para permitir que la investigación atienda con mayor eficacia los intereses de los pacientes. Se debe exigir a todos los involucrados, desde las empresas comerciales hasta los grupos de presión de pacientes, que sean transparentes en cuanto a los intereses creados que no sean el bienestar de los pacientes.

Ahora es el momento para la acción

Hace mucho que se necesita una revolución en la manera de probar los tratamientos. Si los profesionales y los pacientes actúan juntos, los pasos que acabamos de exponer pueden llevarse a efecto. Ustedes, los lectores, deben exigir que haya un cambio, y que ese cambio se inicie ahora mismo.