¿Delicadez académica o elección sensata?
‘Hace doce años crucé la línea entre médico y paciente cuando, a los 33 años de edad, me enteré de que tenía cáncer de mama. En ese momento, estaba haciendo un doctorado sobre los problemas del uso de los ensayos aleatorizados comparativos para evaluar la eficacia de los tratamientos en mi propia disciplina (ortodoncia).
Durante mi investigación, me percaté de los beneficios de participar en ensayos clínicos e, irónicamente, las incertidumbres sobre el tratamiento de las mujeres más jóvenes con cáncer de mama incipiente. Entonces, en el momento de mi diagnóstico, le pregunté a mi médico si existía algún ensayo aleatorizado comparativo en el que pudiera participar. Su respuesta me conmocionó. Me dijo que yo no debía dejar que las delicadezas académicas se entrometieran en el camino del mejor tratamiento para mí.
Pero, ¿cuál era el mejor tratamiento? Ciertamente yo no lo sabía y también reconocí que la profesión estaba cuestionando cuál era el tratamiento óptimo para el cáncer de mama incipiente en las mujeres menores de 50 años. ¿Qué se supone que debía hacer?’
Harrison J. Testing times for clinical research. Lancet 2006;368:909-10.