Un tratamiento nuevo para los hemangiomas en fresa
Los tratamientos con efectos drásticos suelen descubrirse por accidente. Tomemos el ejemplo de una afección que se presenta en los lactantes llamada hemangioma, que, al igual que las manchas de vino oporto, también se deben a una malformación de los vasos sanguíneos inmaduros.
En los hemangiomas, pequeños vasos sanguíneos se unen para formar una tumoración o bulto. En su mayoría, los hemangiomas afectan la piel, habitualmente en la cabeza y el cuello, pero también pueden presentarse en órganos internos, como el hígado. Las lesiones cutáneas, conocidas también como marcas de fresa debido a su aspecto elevado y de color rojo brillante, generalmente no son visibles al nacer, sino que suelen aparecer alrededor de la primera semana de vida. Tienden a crecer rápidamente en los primeros tres meses, y luego la velocidad de crecimiento disminuye. En la mayoría de los casos, desaparecen sin intervención cuando el niño llega a los cinco años y dejan una marca rosa pálido o un poco de piel desprendida.
Sin embargo, algunos hemangiomas necesitan tratamiento debido a su ubicación; por ejemplo, pueden cubrir un ojo u obstruir la nariz. O bien, el tratamiento puede ser necesario por otras complicaciones. Los hemangiomas ulcerados pueden infectarse, o puede desarrollarse una insuficiencia cardíaca en los pacientes con lesiones muy grandes, ya que el corazón debe bombear demasiada sangre a través de los vasos sanguíneos de la tumoración. Hasta hace poco tiempo, la primera opción de tratamiento médico para los hemangiomas problemáticos eran los corticoesteroides.
Luego en 2008, algunos médicos obtuvieron resultados asombrosos con otro tratamiento que descubrieron por casualidad. Estaban utilizando corticoesteroides para tratar a un bebé con un hemangioma enorme que cubría casi todo el rostro y el ojo derecho. Sin embargo, a pesar de este tratamiento, el bebé desarrolló una insuficiencia cardíaca. Entonces, comenzaron a administrarle el fármaco convencional para esta afección, llamado propranolol. Para su asombro, el aspecto del hemangioma comenzó a mejorar en 24 horas, y en el plazo de una semana el tumor se había reducido lo suficiente como para que el bebé pudiese abrir el párpado. Después de seis meses de tratamiento, el hemangioma había desaparecido.
Durante el año siguiente, los médicos siguieron utilizando propranolol en una docena de niños y obtuvieron un éxito similar. Otros médicos reprodujeron estos resultados impresionantes en un pequeño número de niños, y el propranolol ahora se está estudiando más en profundidad en una mayor cantidad de lactantes. [7], [8]