Abordaje de las desviaciones de los tratamientos asignados

Por todas las razones expuestas en el presente capítulo, el lector habrá comprendido que las pruebas imparciales de los tratamientos tienen que planificarse con cuidado. Los documentos que contienen esta planificación se llaman protocolos de investigación.

Sin embargo, aun los planes mejor formulados pueden no llevarse a cabo de la manera prevista; los tratamientos que en realidad reciben algunos pacientes a veces son distintos de aquellos a los que fueron asignados. Por ejemplo, los pacientes podrían no usar los tratamientos tal como se había programado, o podría suceder que alguno de los tratamientos no se administre porque no se cuenta con los recursos o el personal necesario. Si se descubren dichas discrepancias, se deben considerar las consecuencias y tratarse a conciencia.

Durante los años setenta y ochenta, hubo avances notables en el tratamiento de los niños con leucemia linfoblástica aguda, el tipo más frecuente de leucemia en este grupo de edad. Sin embargo, desconcertaba el hecho de que los niños estadounidenses estaban considerablemente mejor que los niños británicos que, a simple vista, recibían exactamente los mismos regímenes farmacológicos. [7]

En una visita a un centro de oncología infantil de California, un astuto estadístico británico observó que los niños estadounidenses con leucemia recibían un tratamiento con quimioterapia mucho más «agresivo» que los niños del Reino Unido. El tratamiento tenía efectos colaterales terribles (náuseas, infección, anemia, caída del cabello, etc.) y, cuando estos efectos colaterales eran particularmente molestos, los médicos y enfermeros británicos, a diferencia de sus colegas estadounidenses, tendían a reducir o suspender el tratamiento prescrito..

Este «enfoque más amable» parece haber reducido la eficacia del tratamiento y probablemente fue el motivo de las diferencias en el éxito del tratamiento británico y del estadounidense.