Comparación entre grupos aparentemente similares de pacientes que recibieron tratamientos diferentes en el mismo período

Todavía se comparan las experiencias y los resultados de grupos aparentemente similares de pacientes que recibieron diferentes tratamientos en el mismo período como una manera de evaluar los efectos de los tratamientos. Sin embargo, este enfoque también puede ser muy engañoso.

Como con las comparaciones que usan «controles históricos», el desafío reside en saber si los grupos de personas que reciben los distintos tratamientos eran suficientemente parecidos antes comenzar el tratamiento para que sea posible una comparación válida; en otras palabras, si se compararon elementos similares.

Al igual que con los «controles históricos», los investigadores pueden utilizar ajustes y análisis estadísticos para intentar garantizar que se compare algo con su similar, pero solo si se han registrado y tenido en cuenta características relevantes de los pacientes en los grupos de comparación. Con tan poca frecuencia se cumplirán estas condiciones que tales análisis siempre se deben observar con gran cautela. Creer en ellos puede ser el origen de tragedias importantes.

Un ejemplo contundente es la terapia hormonal sustitutiva (THS). Se compararon las mujeres que habían recibido la THS durante y después de la menopausia con mujeres aparentemente similares que no la recibieron. Estas comparaciones sugirieron que la THS redujo el riesgo de ataques cardíacos y accidente cerebrovascular, lo cual hubiese sido una noticia fabulosa si fuese cierta. Lamentablemente no lo es.

Comparaciones posteriores, que se diseñaron antes de comenzar el tratamiento para asegurar que los grupos de comparación fuesen similares, mostraron que la THS tiene exactamente el efecto opuesto; en realidad, aumenta los ataques cardíacos y eventos cerebrovasculares. En este caso, la diferencia evidente en las tasas de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares se debió al hecho de que las mujeres que recibieron la THS estaban en general más sanas que aquellas que no recibieron la THS; es decir, la diferencia no se produjo por la THS. Las investigaciones en las que no se haya hecho todo lo posible por que se comparen elementos similares pueden resultar perjudiciales para decenas de miles de personas.

Como indica la experiencia de la THS, la mejor manera de asegurar que se compara algo con su similar es establecer los grupos de comparación antes de comenzar el tratamiento. Los grupos deben estar integrados por pacientes similares, no solo en cuanto a factores conocidos y medidos, como la edad y la gravedad de la enfermedad, sino también a factores no medidos que podrían influir en la recuperación de la enfermedad, como alimentación, ocupación y otros factores sociales, así como su ansiedad con relación a la enfermedad o a los tratamientos propuestos.

Siempre es difícil, muchas veces verdaderamente imposible, estar seguros de que los grupos de tratamiento son similares si se conformaron después de haber comenzado el tratamiento. Entonces la pregunta crucial es: ¿las diferencias en los resultados reflejan las diferencias en los efectos de los tratamientos que se están comparando, o las diferencias en los pacientes de los grupos de comparación?